Peter Norman: un héroe olímpico

Peter Norman

 

Miro otra vez la foto que conocía desde hace muchos años, que es mítica, que representa un tiempo muy concreto: los sesenta, la lucha por los derechos civiles, el black power, la guerra de Vietnam al fondo, los juegos olímpicos en Mexico aquel año, el 68, donde pasaron tantas cosas en todo el mundo que transformarían las costumbres para siempre. La miro pero esta vez me fijo, no en Tommie Smith y John Carlos con el puño negro en alto, sino en el hombre blanco de rostro aniñado que mira al frente con expresión tranquila y concentrada , pasando desapercibido ante las dos poderosas figuras que tiene a su lado, con apariencia de estar al margen de todo lo que estaba ocurriendo. Nunca me había fijado en él, nunca, hasta esta mañana, me había enterado de quien era, del lugar que quedó en esa carrera, de lo que fue su vida después de aquello.

 

Peter norman 1
Tommie Smith, Peter Norman y John Carlo en Mexico 68

 

Peter Norman había nacido en 1942, tenía en aquel momento 24 años y había hecho la carrera de su vida: 20.06 en 200 metros justo por detrás de Tommie Smith que batió el record del mundo con 19,83. Una marca que 47 años después sigue siendo el record de Australia. Era por tanto un día para disfrutar, un momento de gloria después de tanto esfuerzo. Sin embargo algo ocurrió en los vestuarios antes de la ceremonia de recogida de medallas. Smith y Carlos habían decidido hacer algo para manifestar ante el mundo la situación de opresión racial en su país. Corrieron la voz. No esperaban nada especial del australiano salvo quizá su compresión.

 

 

Sin embargo Peter Norman también tenía sus motivos para apoyar aquello. Australia era entonces un país que tenía estrictas leyes de apartheid contra los aborígenes y los negros y él no estaba de acuerdo. ”Voy a estar con vosotros” les dijo, probablemente para su sorpresa, y para mostrarlo les pidió una placa del “Proyecto Olímpico para la defensa de los Derechos Humanos” que le terminó proporcionando el remero norteamericano Paul Hoffman que militaba en aquel movimiento. Los pies descalzos, los puños en alto vestidos de guantes negros. El par de guantes que se olvidó en algún sitio. La idea que parece que fue de Norman para arreglar aquello: un guante cada uno, un brazo distinto levantado cada uno. La fotografía de nuevo, los detalles, la fuerza de una causa a la que ha llegado su momento y ya es imparable.

 

 

Las represalias. El comité olímpico americano sancionó de inmediato a Smith, a Carlos y a Hoffman . Los expulsaron de la villa olímpica, les quitaron sus medallas, no volvieron a competir nunca, recibieron amenazas de muerte. Smith solo encontró trabajo, al principio, lavando coches en un aparcamiento. La mujer de Carlos se suicidó. Pero a Paul Norman no le fue mejor en Australia. Lo vilipendiaron, lo sometieron a una muerte civil, no le dejaron presentarse a las olimpiadas de Munich de 1972 pesar de que había superado las marcas mínimas varias veces y que su record permanecía imbatido. Trabajó como pudo de profesor de gimnasia o de carnicero, entrenó equipos de futbol, siguió corriendo como aficionado. Una lesión en el tendón de Aquiles acabó en gangrena, lo que le llevó a una depresión y al alcoholismo. Le ofrecieron rehabilitarlo si abdicaba públicamente de aquel gesto pero nunca lo hizo y ni siquiera lo dejaron participar, de ninguna manera, en la Organización de los juegos de Sydney 2000. Pero sus amigos americanos ya tenían influencia y fue invitado en esas olimpiadas por su delegación.

 

Tommie Smith y John Carlos en el funeral de Peter Norman

 

La otra foto que nunca había visto. Smith y Carlos llevando su féretro en el 2006, cuando Peter Norman murió de un infarto. La persistencia del vínculo de los héroes verdaderos. Los que están la altura de las circunstancias justo en ese momento en que hay que estarlo, cuando es tan peligroso, cuando el precio será tan alto, cuando es posible que se conviertan también en la prueba de lo que los demás no hicieron cuando hubieran podido hacerlo. Gente que luego, quizá años después, se subirá con tanta normalidad al cambio de los tiempos y creerá que los ha defendido siempre. El reconocimiento que como casi siempre llega tarde. En 2012 el Parlamento Australiano reconoció el error de su país con este hombre y su importantes servicios prestados a la igualdad racial.

El frágil y glorioso destino de los héroes verdaderos….

 

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