Charles Mackintosh, Casa en Bellahouston Park, Glasgow 1901

El reciente incendio de la Escuela de Arte de Glasgow, obra destacada de Mackintosh, reviste de cierta actualidad a la figura del arquitecto escocés Charles Rennie Mackintosh (7 de junio de 1868 – 10 de diciembre de 1928). Figura singular dentro del panorama artístico de la Escocia fin de siglo y muerto en unas condiciones lamentables, entre el alcohol y la pobreza que acotaban un final abrupto de su carrera. Parte del debate actual tiene que ver con la posibilidad de su reconstrucción y con el rechazo mostrado al mismo por diferentes sectores de opinión. Como ya ocurre habitualmente con otros casos de propuestas similares: reconstruir o dejar como está.

 

Charles Rennie Mackintosh

Y esta circunstancia se conecta con el caso de la Casa para un amante del Arte, que es como también se conoce la casa de Mackintosh en Bellahouston Park. Casa fruto de un concurso inicial de la revista alemana  Zeitschrift für Innendekoration en 1901, con el tema de Haus eines Kunstfreundes (Art Lover’s House); tema, por otra parte, de un carácter genuino de las obsesiones estéticas y morales del Fin de siglo de cierta burguesía ilustrada. El concurso fue ganado por la propuesta de Baille Scott. La propuesta de Mackintosh no sólo llegó tarde al concurso, si no que se consideró incompleta la colección de dibujos y láminas. Pese a ello, el trabajo del escocés mereció el reconocimiento del jurado en base a “su pronunciada personalidad y al estilo formal novedoso y austero, y por la uniforme configuración del exterior y del interior”.

 

 

En 1989 y por impulso de la ahora incendiada Escuela de Arte de Glasgow (GSA), comienzan los trabajos de construcción de la casa del concurso de 1901, de acuerdo a los planos y dibujos originales de Mackintosh. Con una paralización en 1990, y con la posterior reanudación en 1994, por cuenta de la Escuela de Arte y el Ayuntamiento de Glasgow. El proceso de definición e interpretación de los materiales originales, ha sido realizado por John Kane y Graeme Robertson (desde 1990), bajo la dirección del arquitecto  Andy MacMillan y del ingeniero Graham Roxbury, contando con contribuciones de muchos artistas contemporáneos en detalles y acabados. Los trabajos de la casa proyectada en 1901 y nunca construida, finalizaron en 1996. La otra cuestión será valorar el acierto que nos ha permitido materializar el proyecto de Mackintosh noventa años más tarde.

 

 

El resultado final mantiene la identidad original de una Casa formalmente victoriana como cottage rústico, asumida la obra como una restauración ideológica, tanto de la formalización mackintoshiana como del modelo de habitación victoriana. Un interior que aún no es la machine à habiter del Le Corbusier de los años veinte del siglo XX, pero que quiere separarse de la tradición de la habitación burguesa escocesa o británica del abigarrado interiorismo victoriano, al tratarla con las distorsiones producidas por un diseño estilizado de piezas domésticas que contraponen el interior con el exterior convencional. Mostrando aún el conflicto de valores sociales en torno a la habitación y la residencia del finales del siglo XIX y comienzos del XX. Y es esa la encrucijada entrevista por Mackintosh.

 

 

Arquitecto, diseñador y acuarelista escocés, que tuvo una importancia fundamental en el movimiento Arts and Crafts y que además fue el máximo exponente del Art Nouveau en Escocia. Fue esposo de Margaret Macdonald, colaboradora en diversas tareas y padre de Elizabeth Nicol Rennie que también siguió sus pasos. Liberado de ataduras con lo histórico, aunque su formación había transcurrido en la senda el revival gótico, se decide por la geometría formal, por lo cúbico, por los juegos de líneas rectas y el gusto por la línea ascendente. Para comprender su obra es preciso considerar que cada proyecto de Mackintosh aspira a una idea de totalidad como unidad organizada, ya sea en arquitectura o en decoración de interiores, en la que el todo es mucho más que la suma de las partes.

 

 

 

El carácter anticipador de Mackintosh en muchas cuestiones, hace que sea considerado, ciertamente, como un Protomoderno. Fue conocido tras exponer sus muebles en la Secession de Viena en 1900, formando parte del grupo Los cuatro de Glasgow. Grupo creado en 1897, y siendo él su principal figura. Tomó elementos del Arts and Crafts, y fue muy bien aceptado por la oposición al Art Nouveau belga, más próximo a la Secession vienesa. Este carácter experimental y rompedor fue la causa de que después de 1913 no recibiera apenas encargo, pese a ello su influencia fue notable. La escuela liderada por Mackintosh, su estilo orgánico y su posterior estilo geométrico, llegaría a ejercer una importante influencia sobre el continente europeo, especialmente en la escuela vienesa de los arquitectos Wagner y Hoffmann y, con ella, en Olbrich, y también en artistas alemanes como Peter Behrens  o el estadounidense Frank Lloyd Wright –en la silla diseñada para la casa de Darwin D. Martin en Buffalo de 1905–, así como en artistas del grupo holandés De Stijl (la silla de niño de 1918 de Gerrit Rietveld, con su verticalidad y elementos repetitivos en forma de escalera, evocan el estilo del de Glasgow).

 

 

En el campo del diseño se muestran influencias del diseñador Edward William Godwin (1833-1886), seguidor del movimiento estético, Aesthetic Movement, término bajo el que algunos diseñadores durante las décadas de 1870 y 1880 buscaron particulares formas de belleza, reinterpretando de manera subjetiva influencias orientales. Si tuviéramos que sintetizar las aportaciones de Mackintosh y sus compañeros de grupo al Modernismo y en general a la historia del diseño, tendríamos que hablar de la plasmación de unos ambientes claros y contenidos, pero sensuales, inspirados en el arte japonés pero también con referencias a la propia historia del arte celta, con su recreación libre de la línea, fue una fuente muy clara para Mackintosh. Más que el volumen, a los de Glasgow les atrae la bidimensionalidad, más que la exuberancia del color los blancos combinados con colores delicados como violetas o marfiles –aunque también gustan del contraste con el negro–, así como la geometrización y ortogonalidad. También el uso decorativo de estilizadas figuras y los contrapuntos sorprendentes. La plasmación de estos recursos les señalan como grandes innovadores del lenguaje del diseño.

 

 

La particularidad final de la Casa para un amante del Arte, es la del carácter de su rememoración museística y conmemorativa, frente al brío de sus orígenes fruto de un concurso de la Viena finisecular. Una rememoración de la obra de un arquitecto de escasa fortuna en la continuidad de sus trabajos que puede ser entendida con un carácter funeral más que de revival. Circunstancia reseñada por Pevsner, Honour y Fleming en su Diccionario de la Arquitectura, donde nos señalan que “hoy la mayor parte de su obra está destruida o sin uso”.

 

 

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2 Comentarios

  1. says: Ramón González Correales

    La vida tras las obras, el impulso, las conversaciones, las ilusiones alimentadas por el erotismo que dan lugar a ellas. Cuando editaba el artículo me quedé con la idea, leída en alguna parte, de que Mackintosh murió pobre y alcohólico. Lo cual supone una tragedia especialmente estremecedora para alguien que ha imaginado escenarios vitales tan bellos, tan llenos de esperanza en lo que cierta belleza puede procurar.

    Estaba también su mujer y la otra pareja. The Glasgow Four eran dos parejas de amigos casados con dos mujeres de singular talento que ya tenían un estudio de diseño en la década de 1890, el Macdonald Sisters Studio. Todos provenían de familias acomodadas. ¿Que pasó entonces para que Mackintosh terminara así?

    Intentaré investigarlo porque parece una historia fascinante. Quizá la guerra ( en 1915 fue acusado de ser espía aleman y quizá que la mayoria de sus proyectos no llegaron a ejecutarse). En 1923 la pareja se trasladó al sur de Francia donde solo pintaba acuarelas. Es posible que estuviera arruinado y deprimido. El hecho es que parece que terminó en un asilo muriendo de cancer de lengua y garganta. Margaret murió cinco años después de él aunque parece que desde 1921 no produjo nada reseñable. No he encontrado dónde y cómo murió.

    A la otra pareja no le fue mejor. Herber MacNair se arruinó y destruyó casi toda la obra de Frances que había muerto antes que él.

    Miro ahora fotos del grupo, la que pongo en el enlace de más abajo en concreto. Observó sus caras, las sonrisas de su alegría quizá por haberse encontrado en una época donde no debía ser fácil cruzarse con alguien con los mismos gustos y poder amarlo.

    Pienso en cuando debió comenzar a torcerse todo, en la impotencia de esas mujeres quizá con tanto o más talento que ellos que quizá se vieron limitadas en lo que podrían haber hecho. En la sensación de fracaso de ellos por no ser capaces de triunfar de esa forma que lleva a ganar dinero. En el aire de los tiempos que a veces se lleva por delante los sueños que sostienen a las personas. En la belleza que queda cuando todo desaparece, como la delicadeza exquisita de esos diseños.

    https://www.google.es/search?q=The+Glasgow+Four&rlz=1C9BKJA_enES789ES790&hl=es&prmd=isnv&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiqpYiVko_cAhUsDcAKHRSSDQAQ_AUIESgB&biw=1024&bih=653#imgrc=cIjDvVMu6xUKDM

    https://en.m.wikipedia.org/wiki/Margaret_Macdonald_Mackintosh

    https://en.m.wikipedia.org/wiki/Frances_MacDonald

    https://en.m.wikipedia.org/wiki/Herbert_MacNair

    https://en.m.wikipedia.org/wiki/Charles_Rennie_Mackintosh

  2. says: JOSE RIVERO

    Hay un perfume o fragancia que se llama ‘El aire del tiempo’, destinado como todo lo evanescente y hermoso a desaparecer y olvidarse. Creo que hay una cita de Woodswhort, empleada en la película ‘Esplendor en la hierba’ que incide en la misma idea: coma desaparecen lás cosas bellas, al paso del tiempo. En la historia finisecular de Mackintosh y los de Glasgow, hay mucho de ese esplendor que acaba marchitándose. Un cambio de siglo lleno de esperanzas, pero cargado de amenazas.

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