Richard Rogers nació en Florencia el 23 de julio de 1933. Sus padres emigraron a Inglaterra poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Después de realizar el servicio militar e influenciado por su primo, el arquitecto Ernesto Rogers, que tenía estudio en Milán con Banfio, Belgiogioso y Peresutti, decidió estudiar Arquitectura.
En 1954 entró en la Architectural Association School de Londres. Entre 1961 y 1962 se marchó a los Estados Unidos a estudiar en la Universidad de Yale, donde coincidió con Norman Foster. A su vuelta a Londres ambos deciden fundar un estudio junto con sus respectivas esposas, Sue Rogers y Wendy Cheeseman, el Team 4. Los proyectos más importantes del grupo fueron la casa Creek Vean en Cornualles para los padres de Sue Rogers, y la fábrica Reliance Controls. Sin embargo, en 1967 el grupo se disuelve ante la falta de nuevos proyectos.
En los años siguientes Rogers continuó trabajando con su esposa y con John Young, realizando interesante proyectos como la Casa Rogers, con la que representaron a Gran Bretaña en la Bienal de París, y sobre todo el Zip-Up house, una estructura modular, sostenible que podía ampliarse y trasladarse a gusto de sus propietarios, y con la que consiguieron el premio House for Today de Dupont Company en la muestra Ideal Home de 1969.
El sistema prefabricado ideado para la casa Zip-Up, estaba formado por paneles unidos por cremalleras, y fue llevado a la práctica en la vivienda que Richard Rogers construyó para sus padres Nino y Dada Rogers, en Wimbledom, Londres, en 1968. Se encuentra situada la vivienda junto a una vía rápida y está diseñada para ofrecer la máxima privacidad y aislamiento. Y se compone de dos elementos de una planta, separados por un patio interior ajardinado. La unidad más pequeña acoge un estudio de cerámica y funciona como barrera acústica entre la casa y la carretera.
La Casa Rogers, encargada por los padres de Richard Rogers y construida entre 1968 y 1969, se ubica en una parcela urbana larga y estrecha situada frente a Wimbledon Common, al suroeste de Londres, y junto a una importante carretera. Rogers describe la casa como “un tubo transparente con sólidos muros divisorios”.
La estructura de acero se incluye bajo la superficie para eliminar el mantenimiento y simplificar las uniones entre esta y la estructura. Ocho pórticos estructurales rígidos soldados y fabricados con secciones estándares de acero permiten desmontar el conjunto y reutilizar tanto la envolvente externa como las particiones internas. Los muros son paneles compuestos de capas internas de aluminio recubierto de plástico con un núcleo de espuma plástica y un sistema de uniones de neopreno. La flexibilidad tiene mucha importancia, por lo que la mayoría de las divisiones internas son móviles. Se utilizan unidades selladas de gran tamaño y doble acristalado montadas en marcos de acero pintado y techos acristalados que reflejan el sol, unidos con neopreno, para delimitar los baños.
Básicamente en la Casa Rogers se entrecruzan, en palabras de Hal Foster, dos visiones: el mundo ingenieril de Buckminster Fuller y sus visiones tecnológicas de postguerra, y el universo optimista y revolucionario de Archigram en los primeros sesenta. Otras influencias advertidas pasarían por las teorías maquinistas de Reynard Banham y por las obras primeras de James Sterling, quien realizaría por otra parte un singular viaje entre la tecnología y la retorica posmoderna. Pese a que algunas visiones más matizadas, enlazan en ella unos orígenes formales tangenciales con la transparencia de Mies van der Rohe, alterados por las influencias coloristas e irónicas del Pop Art. Una suma pues, cruzada entre el High-Tech y el universo Pop.
Y situada en esas claves mestizas e híbridas de tecnología elevada, propia del británico High-Tech, y de toda la ironía coloreada que viaja de Archigram al Pop Art, incluso se filtran ecos de algunos pasajes específicos del ya citado James Sterling.
Y por estas características se pueden detectar en la Casa Rogers algunos antecedentes formales del Centro Pompidou, que años más tarde levantaría en Paris junto a Renzo Piano. Rogers y Piano ganaron el concurso en 1971 y contaron con la colaboración de compañeros de profesión como John Young, Marco Goldschmied, Mike Davies y Laurie Abbott. Los arquitectos realizaron no solo un edificio impresionante, sino que también lograron la regeneración de una de las áreas más deprimidas del centro de París. Produciendo un edificio-manifiesto que alteraba la dogmática del Movimiento Moderno y sentaba las líneas de confluencia citadas en aras del nacimiento del Posmodernismo atemperado de los años siguientes.