El día en que dejamos y abandonamos las plazas,
moríamos en silencio. Sismógrafos en todo el mundo
mostraban que habían disminuido nuestros pesados pasos.
Se habían hecho pequeñas las reverberaciones de todas
nuestras fiestas. En algunos lugares, corrían las ovejas
por praderas de asfalto, y todas nuestras voces hacían eco
en las casas. Ya nadie observaría nuestra partida.
Los últimos te quieros llegaban desde lejos
abriéndose en pantallas protegidas por escudos de plástico.
Crecía el motín afuera. Se agrupaban protestas,
regando por doquier la muerte que llevaban en las manos.
Rogaban por la libertad de morir como antes.
Alfiletero
Me dijo que aquel traje lo había cosido ella, y que ahora lamentaba
haberlo utilizado tan solo una ocasión. Ella era costurera, y aquel
vestido: fucsia con un encaje blanco sobre el pecho.
Cuando yo era pequeña, ella me hacía vestidos de todos los colores.
De grande, si volvía a mencionarlos, ella los describía perfectamente,
como si compartiéramos espacios de memoria marcados por el lino.
En una de mis últimas visitas, me eché sobre su pecho —su bata,
de algodón, olía a casa e hilo, y yo era una niña pequeñita que,
preventivamente, buscaba consolar una tristeza que aún no concebía,
una que todavía no habría de comprender — alguna felpa o pana.
Alguna tela gruesa difícil de coser.
A ella la sepultaron con su vestido fucsia, y no se parecía.
Y yo me transformé en alfiletero, enterrándome todas esas agujas,
para que no se pierdan.
Año viejo
Avanza las piruetas el resorte.
El muelle se ha enroscado las veces suficientes.
Las ruedas descomponen la energía
(que siempre es una especie de memoria),
y consultan las agujas la hora en una esfera.
—Esta noche no hay fuegos artificiales—
La Torre Eiffel yace encendida pero sola;
Hemos visto caer la pelota de Times Square
hacia el vacío.
Detrás de la ventana, contemplamos las luces,
y no nos parecemos.
Besamos por encima de una membrana torpe
y flaca. El viento aúlla en silencio.
Alguna vez muy cerca,
no fue de fibra óptica el abrazo.
¿Qué hacer con lo que apenas descubrimos?
Esa íntima distancia entre el fósforo y la pólvora.
[Inserta aquí un emojide nerviosa y terca esperanza.]
Otra posibilidad
No tienes que crecer justo en este momento.
No tienes que avanzar.
No es necesario que construyas,
que hagas
que inventes cosas nuevas
que siembres
que produzcas,
que sigas adelante
Qué tal si, en su lugar, tan sólo
te detienes
absorbes,
escuchas,
resistes la urgencia y no respondes.
Dejas abierto el llanto:
que cada gota escurra.
Dejas pasar el tiempo hasta que pase.