Cierta libertad

Fotografía de Lorenzo Ciconni Massi

El día en que dejamos y abandonamos las plazas,

moríamos en silencio. Sismógrafos en todo el mundo

mostraban que habían disminuido nuestros pesados pasos.

Se habían hecho pequeñas las reverberaciones de todas

nuestras fiestas. En algunos lugares, corrían las ovejas

por praderas de asfalto, y todas nuestras voces hacían eco

en las casas. Ya nadie observaría nuestra partida.

Los últimos te quieros llegaban desde lejos

abriéndose en pantallas protegidas por escudos de plástico.

Crecía el motín afuera. Se agrupaban protestas,

regando por doquier la muerte que llevaban en las manos.

Rogaban por la libertad de morir como antes.

Fotografía de Lorenzo Ciconni Massi

Alfiletero

Me dijo que aquel traje lo había cosido ella, y que ahora lamentaba

haberlo utilizado tan solo una ocasión. Ella era costurera, y aquel

vestido: fucsia con un encaje blanco sobre el pecho.

Cuando yo era pequeña, ella me hacía vestidos de todos los colores.

De grande, si volvía a mencionarlos, ella los describía perfectamente,

como si compartiéramos espacios de memoria marcados por el lino.

En una de mis últimas visitas, me eché sobre su pecho —su bata,

de algodón, olía a casa e hilo, y yo era una niña pequeñita que,

preventivamente, buscaba consolar una tristeza que aún no concebía,

una que todavía no habría de comprender — alguna felpa o pana.

Alguna tela gruesa difícil de coser.

A ella la sepultaron con su vestido fucsia, y no se parecía.

Y yo me transformé en alfiletero, enterrándome todas esas agujas,

para que no se pierdan.

Fotografía de Lorenzo Ciconni Massi

Año viejo

Avanza las piruetas el resorte.

El muelle se ha enroscado las veces suficientes.

Las ruedas descomponen la energía

(que siempre es una especie de memoria),

y consultan las agujas la hora en una esfera.

—Esta noche no hay fuegos artificiales—

La Torre Eiffel yace encendida pero sola;

Hemos visto caer la pelota de Times Square

hacia el vacío.

Detrás de la ventana, contemplamos las luces,

y no nos parecemos.

Besamos por encima de una membrana torpe

y flaca. El viento aúlla en silencio.

Alguna vez muy cerca,

no fue de fibra óptica el abrazo.

¿Qué hacer con lo que apenas descubrimos?

Esa íntima distancia entre el fósforo y la pólvora.

[Inserta aquí un emoji

de nerviosa y terca esperanza.]

Fotografía de Lorenzo Ciconni Massi

Otra posibilidad

No tienes que crecer justo en este momento.

No tienes que avanzar.

No es necesario que construyas,

que hagas

que inventes cosas nuevas

que siembres

que produzcas,

que sigas adelante

Qué tal si, en su lugar, tan sólo

te detienes

absorbes,

escuchas,

resistes la urgencia y no respondes.

Dejas abierto el llanto:

que cada gota escurra.

Dejas pasar el tiempo hasta que pase.

Iris Mónica Vargas
Etiquetado en
Para seguir disfrutando de Iris Mónica Vargas
El laberinto de espejos de Eddington
En una habitación oscura, iluminada tan sólo por una pequeña vela de...
Leer más
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *