Escribía el pasado 2 de abril Enrique Reverté, dentro del digital literario, Zenda libros, el texto críptico geográfico, Syldavia no se halla en los mapas o si… Todo ello, para verificar una captura reflexiva e ilusoria sobre el universo de Tintín-Hergé y particularmente sobre el país imaginario llamado Syldavia que se representa con relativo detalle en el volumen El cetro de Ottokar. Al menos, lo hace Hergé en tres páginas completas –las 19, 20 y 21– que dan cuenta de la historia básica y fundamental del llamado, Reino del Pelícano Negro –que ese es animal heráldico del país sildavo–; donde presta especial atención a la batalla de Zileheroum. Propuesta de Reverté que se hace eco del trabajo cartográfico de Syldavia que ha tenido a bien representar en su artículo, con todo el detalle que permite la escala dibujada. Que es relativamente pequeña –escala 1:2.000.000, como da cuenta el amplio equipo de cartógrafos, formado por cuatro titulares, apoyados por otros cuatro auxiliares.
Todo ello, para componer una cartografía tan imaginaria como la desplegada por el escritor e ingeniero Juan Benet, a propósito del universo literario de Región –la escala regional utilizada por Benet en el Mapa de Región, que acompaña la primera edición de Herrumbrosas lanzas, es la de 1:150.000; más usual en cartografías de trabajo y consulta– lugar donde se ha desenvuelto su universo novelístico más característico. O lo mismo podríamos decir del levantamiento de otro lugar imaginario, como resulta el Yoknapathawa de Faulkner, en donde las referencias dimensionales que se reflejan son las de distancias en millas entre diversos lugares reflejados.

El trabajo de restitución cartográfica del equipo encabezado por Pablo Vaquero, forzosamente esquemático dado lo amplio de la escala utilizada, permite leves conjeturas y conclusiones sobre el terreno cartografiado, bien diferente al detalle proporcionado por la escala representada de Región, que permite visualizar cerros, carreteras, caserío diseminado y hasta una pormenorizada topografía con sus curvas de nivel. Ha contado, por demás, el referido trabajo de Vaquero y sus colaboradores, con la dificultad de dibujar y plasmar el universo imaginario dibujado por Hergé en sus viñetas y cuadros. En el particular territorio de un país ribereño con el mar Adriático y rodeado por otros tantos países fronterizos con Syldavia de hondos nombres centroeuropeos, pura Mitteleuropa y pura Guerra Fría. A saber y en sentido horario, recorrido el trazo fronterizo de Norte a Sur: República de Borduria, con bandera enteramente roja y enseña de un poblado bigote tipo húsar; República de Wladstakia –con bandera homocromática a la de Hungría y capital en Jhasburgo–; República de Kohsnja, bandera de franjas horizontales roja, blanca y negra, y capital Rhômovo; reino de Volkovya, capital Remigentinnia y bandera similar a la de Bulgaria y, finalmente, el Principado de Jacobbia, bandera como la antigua y desaparecida yugoeslava y capital en Bläkezshmêrt. El detalle que permite la citada escala nos deja ver otros atributos de Syldavia, también conocida como Zildavja, que cuenta con enseña amarilla y emblema con el animal –no se si totémico, pero si simbólico del país–, como es el ya citado pelícano negro. Animal que aparece no sólo en la bandera, también en dos de los cuatro cuarteles del escudo oficial, y hasta en el cetro de Ottokar IV –pieza distintiva de la monarquía syldava y razón de ser de su continuidad en el tiempo.

Así el característico río Wladir, que, desde el lago homónimo, avanza hacia el sur, a Kragoniedin –donde se encuentran las Termas reales–, y desde donde –en un desplazamiento forzado, de casi 90 grados– gira hacia el oeste buscando el Mar Adriático, donde se produce la desembocadura en el delta del Wladir, junto a la ciudad de Dbronuk y frente a las islas Marölzs. Otras partes relevantes y capturadas en la sucinta cartografía del país, ya al norte y componiendo la frontera con la rival República de Borduria, aparece el lago Flechizaff, lugar de competencias y conflictos con los siempre entrometidos rivales bordurios, prestos a ocupar el control del poder syldavo. Lago a donde desagua el rio Behnoît, de forma, no menos hidrográficamente, incomprensible, toda vez que la plataforma del valle del Wladir parece contar con dos cuencas vertientes en sentido opuesto: la ya citada del río Wladir en sentido noroeste-sudeste; y la del Behnoît, en sentido inverso. Circunstancia topográfica y clinométrica que complicaría, por completo, el drenaje del territorio central de Syldavia.
Otros detalles relevantes tienen que ver con otros episodios descritos por Hergé, –particularmente El asunto Tornasol, Objetivo: la luna y Aterrizaje en la luna–. Donde nuevamente la rivalidad Syldavia versus Borduria, fuerza a la intervención de Tintín/Haddock en esos pormenores de historias de investigadores, científicos y espías. Así resulta visible al norte –cerca de la frontera de Wladstakia– el enclave de Sbrodj, acotado entre el monte Zstonophle y el valle del Kanttonet. Cerca del lugar donde aparece la base del lanzamiento lunar. Circunstancia la del emplazamiento de la base del cohete lunar, que no es casual, en la medida en que en su proximidad se encuentran las minas de uranio de la cordillera Zstonophle. Más detalles sobre la realidad tintinesca de Syldavia, pueden obtenerse en el trabajo de Toni Costa, El diccionario de Tintín (1993), que permite un rastreo sobre algunas de las peculiaridades que venimos comentando. De igual forma, el número 455 de Revista de Occidente (abril, 2019), da cuenta de diferentes trabajos –Luís Alberto de Cuenca, Juan Manuel Bonet y Fernando Castillo– sobre Tintín. Un héroe del siglo XX y que permiten saber que para el citado Bonet, El cetro de Ottokar es la pieza de Hergé más redonda.

El otro proyecto paralelo al citado está referido al inventario del reino de Tlön, en lo que es ya de hecho la Primera Enciclopedia de Tlön. Y en particular el denominado tomo XI: HLAER-JANGR (2024) que edita con primor, la editorial Páginas de espuma. Que da cuenta, con interposición de veinte colaboradores de aspectos diversos que completan lo auscultado y anotado, por Jorge Luís Borges, con la publicación Tlön, Uqbar, Orbius Tertius en 1940 en la revista porteña Sur y más tarde en la Antología de la literatura fantástica. Con posterioridad el relato aparecería en 1941 en El jardín de los senderos que se bifurcan y en 1944 en Ficciones, y que compone lo que Ricardo Piglia ha llamado como Invención especulativa. Los redactores de la Primera Enciclopedia de Tlön, dan cuenta de aspectos plurales no anotados por Borges, y que, por ello, quedaba vía libre a su relato, invención y recuento. Asuntos como Leyes y gobierno (Nicolle Alzamora), Teología (Andrea Chapella), Asuntos militares (Gonzalo Baz), Ciencias médicas (Miluska Benavides) o Electricidad (Luis Lezama).
Lo que diferencia el proyecto de la Primera Enciclopedia de Tlön, con relación al levantamiento de Syldavia, es su carácter fundamentalmente escrito y narrativo. Todo en Tlön es hijo de la Invención especulativa que posibilita la escritura; frente a la discusión de Syldavia, básicamente dibujada y propiciada por asuntos laterales de los diversos cuadernos gráficos de un reputado dibujante de historietas.

Como es ya representativo de la estética borgeana, en este texto Borges ofrece una representación totalizante del cosmos a través de los avatares de mundanas pesquisas personales. La apócrifa versión de un volumen de la Enciclopedia Británica conduce al descubrimiento de… “A first encyclopaedia of Tlön. Vol. XI”. Tlön es el fruto de fatigadas generaciones de hombres que secreta y rigurosamente han concebido y diagramado un universo de extremo idealismo. La fuerza totalizante de ese cosmos, representado en la Enciclopedia de Tlön, lleva al protagonista a la puesta en duda de la propia realidad y a la sospecha de que la concepción idealista de Tlön es la matriz que poco a poco se apropia del mundo.
Durante una conversación con Borges, Adolfo Bioy Casares recuerda que The Anglo-American Cyclopaedia (una reimpresión de la Encyclopaedia Britannica de 1902) registraba, en un artículo sobre Uqbar, que “Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el número de los hombres”. Al revisar el ejemplar que Borges posee de esa obra, descubren que no contiene dicho artículo, y tampoco figura en el índice. Bioy comenta que Uqbar era una región de Irak o de Asia Menor. A los pocos días, comprueban que el artículo sobre Uqbar es la única diferencia entre los volúmenes que ambos tienen de la enciclopedia. Releyéndolo, descubren que su literatura es fantástica, y se refiere siempre a una región imaginaria de Tlön. Borges entra en una cruzada por averiguar algo más acerca de Uqbar, pero no da con el menor indicio de su existencia. Dos años después, descubre en un hotel de Adrogué el undécimo tomo de A First Encyclopaedia of Tlön, que había pertenecido a un ingeniero llamado Herbert Ashe. En la primera página tenía estampada la inscripción: Orbis Tertius. El libro describe detalladamente diversos aspectos de Tlön, un planeta hasta ese entonces desconocido.

Los habitantes de ese mundo consideran al idealismo como el sentido común. Para ellos, cada uno de los seres del universo es parte de una divinidad indivisible, por lo tanto, no existen sustantivos, ya que éstos designan seres individuales. Para nombrarlos, utilizan verbos impersonales calificados por sufijos o prefijos, o una acumulación de adjetivos. En Tlön no hay razonamientos, debido a que la explicación de un hecho depende de la imposible vinculación de un estado con otro anterior que no puede afectarlo. La coincidencia de un mismo acto realizado por varios hombres en distintos momentos se debe a que el sujeto del conocimiento es uno, intemporal y anónimo. La percepción de las cosas es lo que perdura en el tiempo, mientras éstas son percibidas. Por lo tanto, el materialismo es una herejía, ya que presupone la existencia de lo material mientras no es percibido.
En la posdata de 1947, el misterio acerca de Tlön es develado. A principios del siglo XVII, una secreta sociedad de intelectuales (cuyo nombre es Orbis Tertius) se organiza para inventar un país imaginario. Después de dos siglos la fraternidad resurge en América. El millonario Ezra Buckley propone la invención de un planeta ilusorio, y sugiere plasmar la historia en una enciclopedia. En 1914 se termina la edición de los cuarenta volúmenes de la Primera Enciclopedia de Tlön (que contiene en su portada el nombre de la sociedad secreta) y se envía secretamente un volumen a sus trescientos colaboradores, uno de los cuales era Herbert Ashe. Hacia 1944 se descubren, en una biblioteca de Memphis, los cuarenta volúmenes de la Enciclopedia, y la prensa internacional difunde ampliamente el descubrimiento. La noticia de un planeta regido por leyes humanas que pueden ser descifradas embelesa a una humanidad que vive en una realidad también ordenada, pero de acuerdo a leyes divinas. Borges conjetura que la Tierra se convertirá en Tlön en pocas generaciones.