“En un lugar solitario” donde habitaba Nicholas Ray

Cine clásico

En un lugar solitario donde habitan los que no escriben y quieren escribir o los que escriben y no consiguen vivir de lo que hacen, publicar sus libros o que les compren los guiones con sus historias originales y tienen que resignarse a adaptar malas novelas que han tenido éxito. Ese lugar desde el que se dan cuenta de que eso no es todo, aunque les ocupa todo el tiempo del mundo, que ahí fuera sigue al vida y quizá ni siquiera los mira, aunque a veces consigan reflejarla con extrema dificultad o perspicacia. La soledad de los que terminan bebiendo demasiado y desarrollando un mal carácter y añorando bajo su cinismo un gran amor.

Nicholas Ray dirige un guión que, de muchas maneras tiene que ver con él, con su propia vida, donde trabaja una mujer (Gloria Grahame) que todavía era la suya aunque por poco tiempo; donde Bogart hace de Bogart y de muchas más cosas, incluso de productor; donde hay un asesinato y una duda que que termina envenenando un amor que era también una posibilidad de redención. Una película donde se critica el cine comercial de Hoollywood pero que pertenece al más puro Hoollywood, ese en el que gente de gran talento literario y artístico encontró un hueco entre feroces tiburones y gente de lo más oscura condición como extrañas flores que, sin embargo, conseguían brotar en aquel fango.

“En un lugar solitario” es una película que apetece ver más de una vez, porque tiene un guión redondo que contiene muchas historias llenas de densidad y matices, con personajes complejos y muy bien interpretados, con frases que nos gustaría aprender de memoria, donde laten las creencias y las incertidumbres de un tiempo que puede parecer desaparecido pero que, sin embargo, sigue estando contenido en el nuestro lo que nos permite mirarlas con distancia, encontrar nuevas perspectivas para lo que siempre suele repetirse en cada generación con no demasiadas variaciones. Es una película “negra” y una historia de amor pasión con una frase legendaria ( ” Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó, y viví el tiempo que me amó”), que el protagonista quería meter en el guión que estaba escribiendo y terminó incluyéndolo en su propia vida.

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