Ha muerto un pequeño gran actor a la edad del pueril criptograma neonazi, 88 palos. Nadie sabíamos mucho de él, excepto que había interpretado a Bilbo Bolsón en la trilogía del anillo de Peter Jackson. Bilbo es un personaje muy entrañable, yo creo que el único verdaderamente entrañable salido de la pluma de Tolkien. Hasta su sobrino (muy curiosa, por cierto, esta manía anglosajona de pre-guerra y post-guerra de soslayar el acto reproductivo colgándole sobrinos a los personajes, no vaya a ser que al espectador mojigato le dé por pensar en cómo han sido concebidos; el Pato Donald tiene sobrinos, él mismo es sobrino, Spiderman es sobrino, etc., y en el bloque occidental no ha follado jamás nadie) Frodo tiene un perfil más heróico y lastimero, y lamentablemente menos típico del padre de Samuel Weller, aquel estupendo y simplón fumador, bebedor y enemigo del matrimonio y de los curas del Pickwick como lo es Bilbo Baggins. Cuando yo era pequeño, la mitad de los perros machos de mi barrio se llamaban Frodo, y la otra mitad, Bilbo, lo cual estimuló aún más mi ansia por leer esos volúmenes arcanos y frondosos editados con sabiduría por Minotauro -luego, en mi colegio, había un equipo de futbito formado por chavalines denominado El paquete de Espinete, y fue épico el día que se enfrentaron a El paquetón de Don Pimpón, pero eso no tiene ahora nada que ver…
Sin embargo, yo no identificaba a Ian Holm con Bilbo, el aventurero a su pesar, ni con el entrenador de Carros de fuego, ni menos todavía con el androide maligno de Alien, al que hasta hoy no le había reconocido su cara. Veo hoy fotos de Ian Holm y sigo viendo al padre policía de La noche cae sobre Manhattan, un Sidney Lumet de 1996 que parece que es menos célebre de lo que pensé. Pues es muy buena, el que pueda que la vea esta misma noche en memoria del portador bonachón del Anillo. Holm, aun siendo bajito, resultaba creíble de duro policía que se comía noches de tedio vigilando una casa junto a su compañero, el también finado James Gandolfini, que hizo allí el papel de su vida. Como padre de Andy García, que en esta no hacía de latino, la misión en la vida de Holm era dar ejemplo de honestidad a su hijo. Le procesaban, pero él en el juicio mascaba chicle, puesto que era un bragado pateador de las calles que ya no se asustaba por nada, y porque sabía que tenía la conciencia casi-casi limpia. Gandolfini, como digo, estaba también magnífico de hombre influenciable y sin carácter, pero con el temple suficiente como para salvar a su amigo por el medio más expeditivo posible. Estaban tremendos los dos, sólo recuerdo otro papel de Gandolfini así de impresionante, siempre como de gigante vulnerable, en El mejicano, donde encarnaba un asesino gay de gatillo fácil pero gran sensibilidad. Ian Holm era inglés, como Tolkien, miembro de la Orden del Imperio Británico nada menos. Tampoco lo había asociado, la verdad, pero, en efecto, fue William Gull, o sea, Jack el Destripador, en la nefasta versión del From Hell de Alan Moore que se llevó a la gran pantalla. La película era mediocre, pero por lo menos respaldaba la hipótesis histórica de Moore, la de que el enigmático destripador fue el médico masónico de la Reina Victoria por motivos que tendréis que leer en el cómic.
Salve Ian Holm, los que van a vivir -al menos un tiempito más- te saludan…
Dejo mis respetos aquí para la memoria de Iam Holm, fallecido el pasado 19 de junio, el gran actor que interpretó al Dr William Gul y a Jack el Destripador en la película “Desde el infierno” dirigida por los hermanos Hugues (del 2001)
Gran actor de la escuela británica, de esos secundarios tan principales cuyas interpretaciones se valorarán como es debido cuando pasen los años. Pero bueno, lo de ser británico y ser buen actor es como ser brasileño y ser buen futbolista, no tiene tanto mérito, arrancas un seto de cualquier jardín a orillas del Támesis y brotan diez buenos actores. No obstante tengo algunos peros en relación a tu reseña. El mejor papel de Ian Holm con diferencia es el que interpretó en “El dulce porvenir”, esa reflexión tan lúcida y punzante sobre el dolor individual y colectivo que realizó el desigual director canadiense Atom Egoyan. Para mí, junto a la Hitchcockiana “El viaje de Felicia” (¡Cómo estaba Bob Hoskins!), su mejor película. Tampoco perdamos de vista su intervención en “Otra mujer” (si Allen se fijo en él es que era buen actor), película injustamente olvidada. Otro pero, Tony Soprano es el mejor papel del gran James Gandolfini, con él se convirtió en un animal televisivo único, fuerza bruta y extraña ternura a la vez, el sex appeal de la bestia. Creo que no hay lugar a la discusión. Aunque seguro que te refieres a papel en el cine, claro. Yo defiendo desde esta humilde tribuna que los dos personajes más geniales de los últimos tiempos (léase cine, series de televisión, dibujos animados…), son Tony Soprano y Homer Simpson. Descanse en paz el gran Ian Holm.
Me gusta lo de Homer: https://revistatarantula.com/queremos-tanto-homer/
Ocurre una cosa, y es que un gran prejuicio pesa sobre mi con los Soprano: vi en primer capítulo, me pareció un spin-off de Una terapia peligrosa y abandoné la serie. Pero si tú lo dices será verdad. No obstante, me pareció que de nuevo hacía de gigante vulnerable. La que mencionas de Holm no la he visto, así que la descargo si puedo y te cuento. En cuanto a la de Allen, no sólo no está olvidada injustamente, sino que enseguida será reivindicada en cuanto consigamos desbrozar los últimos 15 años suyos francamente olvidables…
Gracias.
Hombre, dentro de esos quince años olvidables están “Blue Jasmine”, “Magia a la luz de la luna” (de la que soy contumaz defensor, y me batiría en duelo dialéctico contra cualquier detractor que se precie) y sobre todo, “Wonder Wheel” (enormes Kate Winslet y James Belushi)…De acuerdo que todos esperamos otra “Manhattan”, u otra “Hanna y sus hermanas”, pero Woody es mucho Woody. Te recomiendo ver el capítulo dos y el tres, y todas las temporadas de “Los Soprano”, una barbaridad de serie (atento a los capítulos que van cerrando las temporadas, el baile entre música e imágenes es sencillamente irresistible). “El dulce porvenir” te fascinará, ya verás, es un soberano peliculón. Un saludo.
Woody es poco Woody, pero no quiero ofender. Es un humorista venido a más que tuvo el genio de empollarse y remedar a Saul Below, Philip Roth, Ingmar Bergman et alia. El salto que va de Todo lo que usted quiso saber sobre sexo etc. y nuestra querida Otra mujer es colosal, como lo es el de Clint Eastwood entre La gran pelea y Bird. Las primeras proveen a la ambición del dinero necesario, de modo que ambos extremos, el macho quejica y flojo y el macho rudo y fuerte, pudieron tapar su bochornoso pasado y emular a los grandes. Su longevidad es, además, semejante.
Soy tan detractor de Magia… que la apagué cuando faltaban diez minutos. No podía más, no quería conocer el final, era un entretenimiento para niños de los años cincuenta, una especie de Embrujada de exteriores y pretenciosa. No me gusta ninguna desde Acordes y desacuerdos, ni siquiera Macht point, y tampoco las tres que antecedían a la de Sean Penn. Pero no deseo entrar en duelo alguno. Me joroba ser un aguafiestas, aunque siempre termino siéndolo. Y para colmo no manejo criterios cinematográficos, sino literarios y morales, por así decir. Así que mejor es que te haga caso en lo de Los soprano y te cuente.
Gracias de nuevo.
En fin, nuestras posiciones y amores sobre Woody Allen están tan en las antípodas que no merece la pena seguir con el ping pong. Además este foro es un poco frío (demasiada distancia de seguridad), mejor emplazarnos en cualquier terraza veraniega al amparo de la sombra generosa de algún árbol, y con dosis generosas también de cerveza fría. Un saludo.
Yo ya estoy en una. Suerte con la siguiente del genio, que tratará de él mismo echándose de menos siendo joven y atractivo, fijo….