¿Me lo dices en serie?: The Night Of…

Esos puntos suspensivos que he puesto en el título son míos, no de la serie que vengo a comentar. Ella es mucho más austera. Ochos episodios que hacen una película de poco más de ocho horas, en una línea muy clásica que recuerda a grandes filmes olvidados de Sídney Lumet como el Veredicto Final que protagonizó Paul Newman, o como La conversación de Coppola, en la que sale Gene Hackman tocando el saxo. Entiendo que a mucha gente, incluso mayorcita como yo, no le guste ese estilo de narración (seguramente forjado por el máximo genio del cine con fábula en Perdición, y secundado seis años después por John Houston en la Jungla de Asfalto) consistente en retratar el Infierno en la forma de una ciudad norteamericana moderna. En esas películas, los hombres están en guerra de conquista con las mujeres, llevan gabardina y sombrero, son en blanco y negro aunque las veamos a color, alguien invariablemente muere a causa de intereses espurios relacionados con el dinero, y otro alguien, al que le calzaría muy mal el apelativo de filósofo, lucha sin embargo por averiguar la verdad como si lo que jugase fuese la existencia o no de la Justicia en la Tierra. La Justicia era performativa en aquellas viejas películas. Quiero decir que existía en muy pequeña medida, que estaba a un soplo de desaparecer, que terminaba por sobrevivir malamente y sólo en tanto en que el prota, un ser solitario, rudo y al borde de la desesperación, se agarraba como un clavo ardiendo a ella y hasta se jugaba la vida desinteresadamente porque se cumpliera. Entiendo, ya digo, que a mucha gente no le interese nada el género, que resulta desangelado y triste, lento y nada efectista, muy trillado y patriarcal, incluso un punto teológico (la ciudad, aún infernal, incuba una esperanza de redención) pero a mí sí. A mí me parece que no puede haber nada más épico que lo micro-épico: encuentro que un hombre que no importa a nadie librando una batalla de la que nadie está enterado es mucho más humano, al tiempo que sublime, que todo Salvar al soldado Ryan o el 1917 de Sam Mendes.

The Night Of es un poco así, tiene esa noble genealogía. John Turturro, que es uno de mis actores favoritos de todos los tiempos, es quien hace de Paul Newman, excepto porque tiene el aspecto contrario al de un dios griego, y lo hace incluso mejor. Turturro me gusta sobre todo porque sabe que no es atractivo y por eso nunca le ha importado hacer papeles patéticos, de formidable segundón risible o dramático. Estaba tremendo de judío superdotado pero ruin en Quiz Show, por ejemplo, o de tramposo bujarra en Muerte entre las flores. Estaba bien hasta en Box of Moonlight  o Bator Fink, de protagonista en primer plano (que uno piensa: este no funciona más que en segundo plano, y no). The Night Of no sería nada sin él, no sería más que una historia con moraleja acerca de la descomposición de la moral norteamericana tras el 11-S (que fue culpa de su reacción al atentado, más que del atentado mismo), rodada con la sinceridad y crudeza de un Lumet. De hecho, el guion no está del todo bien trabado, y encima se deja cabos sueltos, como el destino ulterior de la bondadosa abogada pakistaní o del empleo de taxista del padre del reo. Tampoco importa mucho, si de lo que se trataba -que no lo sé a ciencia cierta- era de homenajear aquel cine de perdedores testarudos que se afanaban por salvar una vida, por pequeña que fuese. Aquí, esa vida es también la de un bonito y vagabundo gato, como en el Batman Year One de Miller/Mazzuchelli. Un gato puede ser todo un mundo, si es mirado con compañerismo y compasión.

Por otro lado, el hilo secreto de la trama me trae a la memoria El hombre que era Juéves de Chesterton, novela con la que en realidad no tiene relación alguna, excepto por el detalle de que todos los personajes que nos vamos cruzando y que empezaron pareciendo demonios van revelándose paulatinamente como ángeles, pero no quisiera destripar nada. Tampoco ocurriría gran cosa porque la destripase, ya esta miniserie es de 2016, pero os la podéis bajar todavía o verla en plataformas de esas que yo no uso –creo que es de HBO. Tenemos también al Omar de The Wire, el personaje más carismático pero inverosímil de David Simon. The Night Of es mucho más breve y mucho más romántica que The Wire, aunque sea de un romanticismo oscuro. Pensándolo mejor, de lo que trata la serie es de las alergias que nos produce la convivencia con los demás, ante todo y sobre todo con los miembros de otras etnias de los que sospechamos lo peor. Turturro, al final, comprende que merece la pena aguantarse los picores a cambio de la compañía, lo cual no es en absoluto desdeñable como final… 

The Night Of… los cuchillos largos, pero sin nazis… 

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