Vangelis más allá del cine

Llamándose Evángelos Odysséas Papathanassíou, parece que el Oráculo de Delfos había señalado el destino de Vangelis desde el principio. Su nombre y su egregia figura, en efecto, han aportado a toda su obra un halo de mito, de épica, de parecer venir directamente del Olimpo. Y de ese mismo halo quedaban contagiadas también las imágenes cinematográficas que se engrandecían con su música. La aportación de Vangelis en el campo de las bandas sonoras ha sido inmensa y su fama bien merecida, desde luego, pero fuera de él hay un riquísimo universo sonoro que cuando se explora a fondo termina de cimentar su talla de leyenda. 

Basta adentrarse en el fulgurante inicio de su carrera. Junto a Demis Roussos (otro coloso) y Lucas Sideras (ahora único superviviente), Vangelis fue uno de los motores creativos de Aphrodite’s Child. Siempre he pensado que si los integrantes de aquella banda no hubieran sido griegos sino ingleses o estadounidenses, su fama habría sido mayor fuera de Europa continental. No sólo no tenían nada que envidiar a los mejores combos de rock psicodélico del momento, es que eran de los mejores, aunando lo sinfónico y lo desaforado. En End of the world (1968)e It´s five o´clock (1969) cupieron éxitos de pop barroco como Rain and Tears, a los que añadieron singles como Spring, summer, winter and fall. Aunque yo siempre me quedaré con la joya absoluta que es Valley of Sadness.

Pero sería en 1972 cuando Aphrodite´s Child daban el golpe definitivo entregando uno de los mejores discos de la Historia: 666, álbum doble alrededor del Apocalipsis donde traspasaron con mucho las fronteras de la psicodelia y el rock progresivo. En 666 hay folk, electrónica, ambient, funk, jazz-fusion, spoken-word y hasta performance, en el segmento alucinado que comandaba Irene Papas. Vangelis colaboraría con la actriz en dos ocasiones más, fusionando cantos griegos y electrónica en los imponentes Odes (1979) y Rapsodies (1986).


Lo cierto es que 666 fue la maniobra perfecta para dinamitar Aphrodite´s Child y dar paso a las carreras en solitario de sus miembros. La de Vangelis, ya se sabe, ha sido la más brillante. Aunque aún le quedara algún rescoldo de pulsión rockera (como demuestra Earth, de 1973), Vangelis no tardaría en abrazar definitivamente la electrónica y convertirse en uno de sus estandartes, junto a Tangerine Dream, Jean Michel-Jarre o el también recientemente fallecido Klaus Schluze. Tan pronto creaba atmósferas desafiantes (como en Pulstar, de Albedo 0.39, 1976) como se recreaba en piezas tan sublimes y delicadas como La petite fille de la mer, que formó parte de L’apocalypse des animaux (1973), una de sus primeras bandas sonoras.

Pero algo de su primera querencia por el pop-rock había permanecido. Lo atestiguan efímeros proyectos paralelos como Bird of Love/The Pawn (bajo el alias Humanity),  Floating / Coloured Butterfly (con el sencillo nombre de Inter-Groupie Psychotherapeutic Elastic Band),
o la colaboración con la banda Socrates en Phos (1976). Sin embargo, para seguir cultivando esta vocación Vangelis encontró el apoyo perfecto en Jon Anderson, la inconfundible voz de Yes. Después del single So long ago, so clear, incluido en Heaven and Hell (1975), la colaboración fructificaría en una tríada de álbumes en los años 80, más otro más en los 90, donde ambos sacaron a relucir un elegante romanticismo en composiciones largas, lentas y estilosas a la moda artie de la época. La mejor de ellas fue sin duda The friends of Mr. Cairo (1981), que incluía una de las canciones más originales de la década, la fabulosa State of Independance (más tarde se la apropiaría Donna Summer, llevándola a un mayor éxito).

Vangelis terminaría virando definitivamente hacia la música instrumental en la última etapa de su carrera, y aunque su talento haya estado menos demandado en el S.XXI, no ha dejado de entregar obras hasta ese Juno to Jupiter (2021) que ha cerrado un legado admirable.

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1 Comentarios

  1. says: Oscar S.

    Tienes razón en todo, excepto en que, por pura eufonia, Vangelis es nombre de jerarquía, potestad y trono angelico…

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