Hoy todos somos Pussy Riot
porRecuerdo una película que vi hace muchos años, de esas que olvidamos el nombre pero no las sensaciones que deja, ni la nitidez de…
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Las canciones de la radio se deslizaban por el cielo del verano suavemente, con la gracilidad de pájaros jóvenes que hubieran aparecido de pronto…
Sabemos que todo está inventado en el mundo artístico, y que el potencial creativo y renovador de las obras actuales depende de su pericia…
La versión teatral que Philip Barry había escrito para Katharine Hepburn se había estrenado en 1939 en Broadway y había constituido un gran éxito….
Vivir o no vivir la vida. Seguir el rastro del deseo o renunciar a lo que queremos, a lo que íntimamente preferimos. Buscar la…
esa agua es la casa de la nutria, el brillo oscuro, su alegría fría, la corriente en la noche su rapidez de nadadora …
BIG – BANG la nada misteriosa distancia entre el punto y su nostalgia la luz el ser de un rayo atrapado siendo ser en…
¿Alguna vez habéis soñado con una librería llena de estantes de madera que se apiñan unos con otros, formando no sé si trincheras o…
Había olvidado Manhattan. Me refiero a que la había visto cuando se estrenó en 1979 y creo que me gustó, porque entonces de Woody Allen me gustaba…
La vida está llena de primeras veces. Si lo pensamos, muchas de ellas las tenemos presentes al mínimo ejercicio de memoria. Pero no la…
Eliminar los “debería” de nuestras frases y borrar todo aquello que nos contiene durante el año serían dos buenos objetivos para escribir en rojo,…
El día amanece congelado. Un pesado cansancio, denso como el terciopelo, se aloja aún en las almas.
Termina la hora de mi guardia. Es el momento de volver. Desciendo por la calle ancha. Veo a mis pies la hoz y me siento atraído por el sol que la ilumina. Parece explicar algo importante. Sus rayos me conducen cuesta abajo, hacia un aire limpio y helado, de otra época. La ciudad se muestra deshabitada en mi descenso. El astro me guía por los arrabales solitarios contándome que la ciudad no pertenece a nadie. De los que la forjaron sólo quedan leyendas. Los que pasamos por estas calles ahora somos intrusos, espectros que pisamos un recuerdo de piedra. Lo saben las brujas cansadas, los fantasmas alcohólicos y los místicos deslumbrados que de vez en cuando se dejan ver. Pero están mudos.