Un alegato
porHace ya años que descubrí el canibalismo. De pequeña rechazaba los alimentos que mi madre me ofrecía porque en ninguno de ellos hallaba ese sabor particular que, sin conocerlo aún, es el único de mi agrado. Una textura tierna, casi viscosa, con un regusto ácido que no todos aprecian pero por el cual yo enloquezco.