Es pertinente. Ha vuelto a transcurrir ese periodo de tiempo que damos en llamar año, que se presta una vez acabado a recapitular lo vivido y experimentado durante el mismo, en este caso, lo ofrecido por el séptimo arte, que por una especie de milagro sigue llegando como puede hasta nuestras carteleras pese a la famélica recaudación que han regalado a las salas los desmanes políticos (y démonos con un canto en los dientes porque muchos de los títulos estrenados se paseen solo por Madrid y/o Barcelona).
Al igual que remarqué el año pasado, los avatares de la distribución hacen que los retrasos en la llegada de películas estén a la orden del día, con lo cual, es necesario ceñirse únicamente a lo estrenado en salas durante el año, mucho de lo cual es de la añada anterior, que esta vez además se ha merendado en cuanto a calidad a lo cosechado en la actual. Por supuesto, hemos disfrutado de alguna que otra gran película de 2013, pero la tónica general ha sido la de que muchas cintas podrían haber dado más de sí.
También hice saber el año pasado que la dedicación al cine de este cronista no es profesional, con lo cual no ha visto todo lo que se ha estrenado sino lo que buenamente ha podido. Esta vez se le han escapado filmes como Antes del anochecer, La caza, Érase una vez en Anatolia o Turistas. Han de disculpar, pues, su ausencia en este particular TOP 10.
Dicho todo esto, pasemos a desgranar las 10 películas del año:
10. LA GRAN BELLEZA (PAOLO SORRENTINO, 2013)
Ah, el cine italiano. Tan malacostumbrados nos tuvo a su grandeza que llegadas las vacas flacas nos apresuramos en sentenciar su muerte. Pero nunca se da por vencido y sigue empeñado en sacar de su cantera directores tan contemporáneos e interesantes como Paolo Sorrentino. Durante estos meses, un tal Ettore Scola presentó un bendito anacronismo llamado Che strano chiamarsi Federico, memoria-homenaje de su relación con el más grande: Fellini. A su manera, Sorrentino también se ha fijado en el maestro para dar su versión actualizada de La Dolce Vita. Cambiando el glamour de aquélla por la caspa de las fiestas actuales pero manteniendo intacto el encanto de Roma, y gozando de la misma libertad de discurso, La gran belleza es un fresco pródigo en imágenes sorprendentes que nos mantiene embelesados durante hora y media para perder gran parte de su fuerza poética en el último tramo. No obstante, logra un puesto entre lo más destacado del año.
Jeff Nichols confirma que es un cineasta a tener muy en cuenta con este relato encantador, que sitúa su punto de vista en la inocencia bondadosa de sus protagonistas para, al igual que en Bestias del sur salvaje (Benh Zeitlin, 2012), construir un universo de realismo mágico con aroma de cuento para niños extremadamente inteligentes (que diría Harold Bloom). Pero a diferencia del film de Zeitlin, que quería marcar territorio a fuerza de demostrar por activa y pasiva ser el más listo de la clase, el de Nichols no necesita de grandes aderezos fantásticos para respirar, sólo la consecución firme de sus preciosos planos y el trabajo de unos actores adueñándose con naturalidad de personajes heridos pero esperanzados, entrañables y literarios. Una cinta que se asienta en el espectador con la placentera sutileza de las grandes narraciones.
8.-LINCOLN (STEVEN SPIELBERG, 2012)
El trabajo más sólido de Spielberg desde A.I. Huyendo de la glorificación barata, la moralina y el subrayado emocional que tan fácilmente podrían haberla lastrado, la película es un ejemplo de narración austera y rigurosa. El intrincado guión exige conocer ciertos aspectos de la historia de Estados Unidos que a muchos se nos escapan a este lado del Atlántico, pero nuestra carencia no redunda en aburrimiento gracias a la lección maestra de dirección y montaje que imparte Spielberg, que nos mantiene continuamente interesados mientras los grandes nombres del reparto declaman sus líneas con la entereza que requieren. La recreación histórica es minuciosa y detallista, llenando cada plano de credibilidad y autenticidad (muy merecido es el Oscar que recibió). El resultado está a la altura de lo que todos esperábamos de este proyecto.
Crítica en Hypérbole: Óscar Sánchez Vadillo
La película más cinéfila del año. A nadie deben frenar los halagos brindados a esta cinta portuguesa por la facción más pedante de la crítica ni los palos propinados por la más conservadora, pues efectivamente se trata de un caso único. Tanto sabe escribir una poética a través de la pura imagen como jugar al borde de los límites narrativos. Estas particulares memorias de África homenajean a Murnau (de cuyo canto del cisne toma título, ambientación exótica y división en capítulos, aunque en orden inverso) y a la vez al magnetismo inexplicable del celuloide mudo. El primer segmento, que transcurre en el Portugal de nuestros días a la manera de cualquier otro (buen) film europeo viene a lamentar el encanto perdido con las palabras, en un mundo que parece no querer admitir ya la consecución de ningún sueño. El segundo, carente de diálogos pero con el ritmo constante de fondo de una narración adornada y literaria, rememora ese tiempo perdido en toda su plenitud luminosa, es sin duda el segmento que da a la película su identidad extraordinaria, por cuanto tiene de libre, y que hace en última instancia que nadie deba perdérsela.
6.- PRISIONEROS (DENIS VILLENEUVE, 2013)
Aquí tenemos un ejemplo de márketing engañoso, para bien. La vendían como un thriller de buena factura con reparto de campanillas (Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Maria Bello), pero una vez vista resulta ser mucho más que eso. A Denis Villeneuve no le ha temblado el pulso a la hora de mantener nuestra mirada fija en escenas de una sordidez y crueldad tan brutal como creíble, de no escatimar en minutos para hacernos vivir en el mismo infierno que sus protagonistas, familias rudas azotadas por toda clase de pérdidas, que actúan en (cruda) consecuencia. La película requiere de nuestra parte la predisposición a pasarlo realmente mal, pero nos obsequia a cambio con su robustez inquebrantable, con sus grandes actuaciones, con un guión sin lagunas, con gran cine, en definitiva. Será cosa de ese márketing que no quiso vendérnosla mejor, pero esta cinta de secuestros nada tiene que envidiar a títulos como Mystic River.
Crítica en Hypérbole: Ramón González Correales
5.- AMOR (MICHAEL HANEKE, 2012)
Prestigio a raudales: el vigente director europeo de referencia, actores enormes de sobrada veteranía, y una indagación a la vez trágica y esperanzada en la vejez y la enfermedad. Palma de Oro en Cannes, Oscar y otros miles de premios ciertamente hacen justicia a este largometraje que no alcanza las cotas de valentía cinematográfica de otros trabajos de Haneke como La cinta blanca o Funny Games, pero es nuevamente capaz de observar con la justa frialdad una situación tan terrible como inevitable y cotidiana: la degradación final de una persona, su pérdida anunciada, el alud de recuerdos para aligerar su inminente ausencia. Amor se beneficia en todo momento de la buena mano de sus hacedores para no caer en emociones impostadas, para transmitirse con la gravedad precisa, para resultar tan descarnada como delicada. A todas luces, estupenda.
Crítica en Hypérbole: Inés Praga
4.- THE ACT OF KILLING (JOSHUA OPPENHEIMER, 2013)
Podríamos hablar de la audacia formal de este documental que juega a las películas recreando escenas de los más diversos géneros con los retratados, pero eso sería pecar de cinismo. En realidad lo es casi cualquier cosa que podamos decir sobre esta cinta, porque quienes están frente a la cámara son los responsables reales de un genocidio atroz como todos los genocidios (en este caso, el que tuvo lugar en Indonesia en los años 60), que no sólo salieron legalmente impunes de todo aquello, sino que siguen ostentando allí donde lo cometieron un poder que les ha permitido borrarlo de sus conciencias sin aparente complicación. Oppenheimer y su cámara se trasladan al mismo corazón de los hechos para hablar cara a cara con estos demonios, para removerlos y de paso colocar al espectador en posiciones morales incómodas. Al final, uno no sabe si vomitar todo el asco producido o sentirse afortunado de que exista una película como ésta.
3.- LA VIDA DE ADÈLE (ABDELLATIF KECHICHE, 2013)
Hay que decirlo de antemano: el conflicto narrado en esta película no es novedoso. Es un drama de pareja, amor y desamor, como hay miles, en ficción y en la vida real. Pero algo lo aleja, y mucho, de las historias convencionales: su precisión sentimental. Los aciertos del tunecino Kechiche se multiplican desde el principio. No pone el foco en la reivindicación de la relación homosexual porque considera que en el S.XXI no debería hacer falta, sino que la toma en todo momento como un descubrimiento natural que lleva a su protagonista a descartar a los chicos para buscar a las chicas. Pero durante ese tránsito ya somos partícipes de sus dudas, de sus inseguridades, de la incertidumbre siempre presente del futuro. A partir del momento en que Adèle comienza su relación con Emma, se despliega todo el mapa de pasiones y laberintos emocionales que son analizados al detalle y con magistral perspectiva a través de mecanismos puramente cinematográficos. Ahí es donde el guión y el muy sabio planteamiento de Kechiche hacen notar su fuerza. Nada escapa a nuestros ojos: la familia, las amistades, el entorno, el trabajo, la intimidad. Toda la vida de los personajes tal y como está configurada la vemos pasar y que su drama sea como otro cualquiera es hasta deseable, porque eso acentúa otro de los grandes logros de esta cinta, su constante adhesión a la realidad. Todo es veraz, auténtico y verosímil. Pero esto habría quedado en agua de borrajas de no ser por el trabajo inconmensurable de sus actrices. Puede que el director las maltratara durante el rodaje, pero lo que logran cada uno de sus gestos y miradas es de una profundidad y relevancia que raras veces se alcanza. Así pues, un cúmulo de aciertos y virtudes es lo que ha convertido a La vida de Adèle en la película del 2013, habiendo tenido además el don de la oportunidad en un panorama donde, por desgracia, la reivindicación LGTB aún es necesaria.
Crítica en Hypérbole: Hugo González Granda
2.- ZERO DARK THIRTY (KATHRYN BIGELOW, 2012)
Leí por ahí que Kathryn Bigelow es la directora con más huevos de Hollywood, y a fe de esta película que así es. Después del merecido éxito que le deparó En tierra hostil (2009), la realizadora dio en la diana con la elección de su siguiente proyecto, centrado en la búsqueda y captura de Osama Bin Laden. El fin de la caza que dio muerte al terrorista en mayo de 2011 proporcionó a su guionista Mark Boal un círculo cerrado. La única filosofía que impera en la película es la del rigor. La directora no se deja tentar por la aparatosidad habitual del cine americano y elude cualquier detalle que descentre el metraje del objetivo fundamental. Asimismo, consigue la objetividad estableciéndose a la distancia necesaria. Si tanto dieron que hablar en su día las torturas de la primera parte de la cinta es por su total ausencia de subrayados, su forma concisa y directa de exposición, que es la tónica imperante del resto del film, beneficiado de una milimétrica consecución de los hechos trabajada con afán periodístico. Zero Dark Thirty triunfa porque es capaz de establecerse como crónica completa de los conflictos bélicos internacionales derivados del problema islamista en la primera década del siglo, sin partidismos ni conclusiones baratas, con una obsesión por el rigor que sólo engrandece la precisión de su montaje, su extraordinaria dirección y su confirmación como gran cine político. Y no he hablado de Jessica Chastain, que devora la película a base de belleza y talento.
Crítica en Hypérbole: Ramón González Correales
1.- THE MASTER (PAUL THOMAS ANDERSON, 2012)
Esta película es lo que un genio creativo puede lograr cuando se le deja trabajar a su antojo. Paul Thomas Anderson es el más superdotado de los realizadores estadounidenses vivos. Lo demostró desde sus inicios y parece que no va a detenerse. En The Master hace una ficticia reconstrucción de la historia de la Iglesia de Cienciología como excusa para hurgar en los más bajos instintos del ser humano. Reúne en sus desequilibrados caracteres toda clase de taras psicológicas malsanas que por exageradas que puedan parecer no son sino el vivo reflejo de las que cada día encontramos a nuestro alrededor y en nosotros mismos. Anderson se sirve de su total dominio del lenguaje cinematográfico para orquestar una sesión de hipnotismo parecida a la que practica el maestro que da título a la cinta. A través de reiteraciones y elipsis chocantes e inesperadas crea una atmósfera viciada que nos deja atrapados y enfrentados a nuestros fantasmas. Para ello, los personajes requieren unas exigencias físicas y de temple que no habría soportado cualquier actor, y Anderson recurre a los mejores: a Philip Seymour Hofmann y a Joaquin Phoenix, con el imprescindible complemento de Amy Adams. Los tres soportan el peso el peso de sus complicados roles para conducirnos a través de esta prodigiosa maraña de enfrentamientos mentales y conciencias desatadas o bajo control. Un trabajo arriesgadísimo desprovisto de concesiones al que no se puede tratar según los parámetros habituales. Paul Thomas Anderson está a otro nivel.
Otros títulos estimables estrenados en 2013:
12 años de esclavitud
Gravity (Crítica en Hypérbole)
Blue Jasmine (Crítica en Hypérbole)
Una familia de Tokio
De tal padre, tal hijo
Searching for sugar man (Crítica en Hypérbole)
Gloria
Capitán Philips
Django desencadenado
Películas sobrevaloradas y/o desastres:
Sólo Dios perdona (Crítica en Hypérbole)
Los amantes pasajeros
El espíritu del 45
Santiago
Este artículo me parece fabuloso para los que nos gusta el cine. No solo el comentario acertado de estas diez películas, sino la referencia a otras o a nombres de directores de los que se puede seguir un rastro que da para muy buenas noches de cine, mientras llega el verano.
Me atrevo a hacer mi lista de las que he visto de las que propones. No me acuerdo ahora mismo de memoria de otras que pueda haber visto este año.
Para mí por criterios puramente hedonistas:
1. La vida de Adele
2. La noche más oscura
3. Prisoners
4. Lincoln
5. La gran belleza
6. The masters
7. Mud
Iré viendo las que me faltan salvo “Amour”, que estoy seguro que es tan buena que me da mucho miedo, porque ya tengo cierta edad y además veo esas situaciones por la profesión, cada día en vivo y en directo.
Animo a que los lectores hagan su lista con estas u otras películas que les hayan gustado este año.