La arquitectura de las almohadas de aire

A veces llega un momento en que parece que se nos acaban los calificativos para el imparable avance de las tecnologías. Lo 2.0, lo inteligente, lo post-, lo media-… Las disciplinas se entremezclan y derivan en objetos inesperados. Evidentemente, la arquitectura no iba a quedar fuera de la fiesta de la revolución digital, aunque todavía creo que proliferan más instalaciones que edificios realmente innovadores como tales. El distrito 22@ de Barcelona –o lo que es lo mismo, el resultado de la regeneración urbana del distrito industrial de Poble Nou-, nació con esta etiqueta de vanguardia de las nuevas tecnologías, dedicado a las empresas de innovación tecnológica en diversos ámbitos ciudadanos. En este contexto se asienta el Media-Tic, un edificio un tanto particular.

Conocí el Media-Tic a través de una publicación de arquitectura y, sin esperarlo, me topé con él cuando deambulaba por el 22@, después de visitar el exterior de la Torre Agbar (esas cosas que hacemos los arquitectos en nuestros viajes). Jamás había visto que el 3D de las imágenes de la revista se pareciera tanto a la realidad. Este edificio llama la atención por su condición icónica, su color verde fluorado e irregular envoltura. Enric Ruiz-Geli, su autor, dice que se trata de “la Pedrera digital”, haciendo alusión al famoso inmueble ideado por Gaudí. Y es que el Media-Tic tiene una proporción cúbica bastante parecida, además de una malla deformada que surca la fachada.

A nivel de uso, está pensado para albergar oficinas de diferentes empresas y espacios para emprendedores del sector media y audiovisual. Se ha hablado en los medios de “incubadora”, en el sentido de ser un centro tecnológico generador de procesos y productos con implicación directa en el funcionamiento de la ciudad. La dualidad contenido-contenedor es un rasgo muy significativo y poco habitual (aunque deseable) en los edificios. Debido al funcionamiento de su fachada, podemos decir que el Media-Tic es un edificio tecnológico.

Las cuatro fachadas son distintas, ya que se adaptan a las condiciones ambientales de cada una, de acuerdo a su orientación. Esta desigualdad formal produce un ahorro energético del 20%, aunque supone un reto compositivo. En este caso, la fachada está extendida realmente como una segunda piel, una capa superpuesta que envuelve el prisma cúbico que es el edificio y protege lo que queda debajo. Su cualidad protectora procede del hecho de estar constituida por unos “cojines” de un material denominado Efte. Este material -Etileno Tetrafluoroetileno- también lo hemos visto, con distinta morfología, en el Allianz Arena de Munich o en el Watercube de los J.J.O.O. de Pekín, actuando en ambos casos como filtro solar y con la posibilidad de retroiluminarse por la noche.

En las fachadas sur y oeste del Media-Tic el Efte funciona como un cojín que se hincha o deshincha según la radiación solar recibida. Esto sucede porque, técnicamente, la piel de Efte tiene tres cámaras de aire. La primera capa es transparente, y la de en medio y la tercera tienen un patrón de diseño inverso, de modo que, al desinflarse y juntarse, crean una sola capa opaca. Este funcionamiento mejora considerablemente las características aislantes de cualquier otro tipo de cerramiento ligero, y se debe a que en el interior, una nube de nitrógeno se activa por un sistema de sensores de temperatura, aumentando la densidad de los cojines y haciendo que éstos se hinchen. Aún no hace muchos años desde que se ejecutaron las primeras fachadas con Efte, pero, teóricamente, no perderán sus cualidades de dureza y transparencia con el tiempo.

Parece que el futuro de la arquitectura va hacia la autosuficiencia energética, pues se supone que los edificios son responsables de alrededor del 40% del CO2 emitido al planeta. No se trata solo del cambio climático en sentido abstracto, sino de mejorar el comportamiento energético de la arquitectura frente a los fenómenos medioambientales que efectivamente ocurren, como es el caso de los contrastes de temperatura estacionales en nuestro país. Esto requiere fases de diseño y experimentación muy cuidadosas y en las que probablemente intervendrán profesionales de distintos sectores. En este sentido, el Media-Tic es una propuesta experimental que intenta hacer frente a la realidad climática de Barcelona, gracias a las herramientas aportadas por la arquitectura y la tecnología, y además, con el plus de su carácter sostenible.

Enric Ruiz-Geli es uno de esos arquitectos siempre asombrado por las cosas. Ha trabajado con prototipos para fachadas de Efte, cerámicas, corian, jardines verticales… y también con arquitecturas hinchables, textiles o membranas. Para Geli, hacer arquitectura es tener una actitud observadora y el deseo de experimentar. Y de ese hacer intuitivo es de donde salen ejemplos tan singulares como el Media-Tic, ese híbrido entre la arquitectura y el diseño, un edificio avanzado. <<Estamos -como dice Geli- en un punto de radicalidad. Son inversiones “caras” pero con grandes beneficios y ahorro a posteriori>> Se avanza a pasos muy pequeños, pero quizás algún día los edificios puedan convertirse en auténticas fábricas de energía.

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